martes, 27 de mayo de 2014

LATINOAMÉRICA ÚLTIMA EN PRUEBAS PISA, MARCA SU DESTINO A LA FATALIDAD


 

Latinoamérica última en pruebas PISA, marca su destino a la fatalidad
 
Luis Fernando Pinillos Gómez
Lunes 12 de mayo de 2014

Hace poco preguntaba en una de mis clases a mis estudiantes, ¿qué pensaban sobre el último lugar de Colombia en las pruebas PISA referentes a resolver problemas de la vida cotidiana? Una respuesta entre todas ellas me llamó la atención: “con razón tenemos tantos problemas”. El razonamiento me pareció perfecto: si los colombianos somos los últimos en capacidad para resolver problemas de la vida cotidiana, imaginemos como sociedad la capacidad para resolver problemas de la vida nacional.
Pero tristemente, no solo es la realidad de Colombia. Es en general, la realidad de los países latinoamericanos. En las pruebas PISA, los países latinoamericanos ocupan los últimos lugares en competencias, mientras que los países asiáticos están en la punta de esta lista.
Ya sea que exista una conexión o no, lo cierto es que mientras Latinoamérica ocupa los últimos lugares en las prueba PISA, también da un giro a la izquierda, y si esto no llama la atención, los países asiáticos que ocupan los primeros lugares en las pruebas son los mismos que acogen los sistemas democráticos y los modelos capitalistas, incluyendo el caso de China. Mi conclusión es que cualquier sociedad tenderá a buscar modelos de gobiernos en la izquierda siempre que sus ciudadanos pierdan competencias académicas y sociales, o dicho de otra manera, la izquierda es un modelo de incompetentes.
En nuestra realidad tenemos los resultados de las pruebas PISA – entre jóvenes de 15 años – y los problemas que cargamos como sociedad. En Colombia por ejemplo, la guerrilla de izquierda mata, secuestra y extorsiona a la sociedad civil y al país en general, mientras que la justicia y los medios de comunicación politizados de izquierda y de corrupción, persiguen, condenan y someten al escarnio público a quienes combaten la izquierda criminal de la guerrilla. En la confusión, la corrupción –de izquierda o no izquierda– desangra las arcas públicas; y cuando todavía no hemos terminado de hacer conciencia de estas cosas, los tribunales internacionales cargados a la izquierda desgarran el territorio nacional, las instituciones democráticas y las finanzas públicas con sentencias políticas y no en derecho. Esto nos está llevando a la fatalidad.  
En Venezuela, otra triste realidad se ciñe sobre la sociedad. Falta de alimentos, falta de libertades civiles, veto a la libertad de prensa, persecución y presos políticos, violencia galopante por todo el territorio nacional, los niveles de corrupción más elevados del mundo, alta inflación, etc. Otro país condenado a la fatalidad. Ni siquiera vale la pena mencionar a Cuba quien ya está en la fatalidad desde hace varias décadas. Argentina y Brasil camino también al despeñadero en lo económico y en lo social. Así podríamos continuar con el resto de países latinoamericanos, donde pasamos de ser el continente de la esperanza a ser el continente de los incapaces. Porque si como personas somos incapaces de resolver los problemas más elementales de la vida cotidiana, como sociedad somos también incapaces de resolver los problemas de la vida nacional.
La evidencia más notable de la fatalidad que se nos ve venir está en el giro a la izquierda de todas nuestras democracias, contrario a lo que acontece en el lejano oriente. Un sistema de probado fracaso económico y político que ahora se impone en América Latina precisamente donde más duele: en las urnas. Si la izquierda se va a imponer en las urnas, nadie podrá quejarse después de su suerte: la que traza el Foro de San Pablo, el Socialismo del Siglo XXI, los países del Alba, el Castro – Chavismo, el Peronismo, la izquierda de Allende, los terroristas sandinistas, los terroristas del Tupamaro, los de Sendero Luminoso, y los peores de todos, la guerrilla colombiana de las FARC y del ELN. En el mundo, los antiguos comunistas rusos y chinos resurgen en la escena mundial, igual de desalmados que los izquierdistas de estas latitudes, pero mucho más inteligentes para darse cuenta que nuestra debacle iniciada en procesos democráticos terminarán en la esclavitud de estos pueblos a sus intereses geopolíticos. Triste destino el que le espera a Latinoamérica: la fatalidad.
Aún es tiempo de reaccionar. En Venezuela una heroica oposición trata de hacer conciencia. En Colombia, El Uribismo y los Conservadores aún conservan dignidad moral y patrimonio político frente a la arremetida izquierdista de difamación y persecución judicial. Chile y Uruguay oscilan, Paraguay y Honduras ya se sacudieron pero no se pueden confiar, Costa Rica, Panamá  y Perú ya cayeron pero aún es tiempo, México hace esfuerzos por sacudirse, Argentina y Brasil tratan de reaccionar también… Aún hay esperanzas. Nuestras sociedades están llenas de personas brillantes que la izquierda de los medios, de la clase política, del sistema judicial y del terrorismo tratan de borrar, pero nuestra mejor resistencia es ser “inteligentes” y no caer ante sus engaños, cortinas de humo, etc. Resistir es la consigna mientras una nueva generación se educa.
            
Por lo menos, así lo veo.

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