Latinoamérica última en pruebas PISA, marca
su destino a la fatalidad
Luis
Fernando Pinillos Gómez
Lunes 12 de mayo de 2014
Hace poco preguntaba en una de
mis clases a mis estudiantes, ¿qué pensaban sobre el último lugar de Colombia
en las pruebas PISA referentes a resolver problemas de la vida cotidiana? Una
respuesta entre todas ellas me llamó la atención: “con razón tenemos tantos
problemas”. El razonamiento me pareció perfecto: si los colombianos somos los
últimos en capacidad para resolver problemas de la vida cotidiana, imaginemos
como sociedad la capacidad para resolver problemas de la vida nacional.
Pero tristemente, no solo es la
realidad de Colombia. Es en general, la realidad de los países
latinoamericanos. En las pruebas PISA, los países latinoamericanos ocupan los
últimos lugares en competencias, mientras que los países asiáticos están en la
punta de esta lista.
Ya sea que exista una conexión o
no, lo cierto es que mientras Latinoamérica ocupa los últimos lugares en las
prueba PISA, también da un giro a la izquierda, y si esto no llama la atención,
los países asiáticos que ocupan los primeros lugares en las pruebas son los
mismos que acogen los sistemas democráticos y los modelos capitalistas,
incluyendo el caso de China. Mi conclusión es que cualquier sociedad tenderá a
buscar modelos de gobiernos en la izquierda siempre que sus ciudadanos pierdan
competencias académicas y sociales, o dicho de otra manera, la izquierda es un
modelo de incompetentes.
En nuestra realidad tenemos los
resultados de las pruebas PISA – entre jóvenes de 15 años – y los problemas que
cargamos como sociedad. En Colombia por ejemplo, la guerrilla de izquierda
mata, secuestra y extorsiona a la sociedad civil y al país en general, mientras
que la justicia y los medios de comunicación politizados de izquierda y de
corrupción, persiguen, condenan y someten al escarnio público a quienes
combaten la izquierda criminal de la guerrilla. En la confusión, la corrupción
–de izquierda o no izquierda– desangra las arcas públicas; y cuando todavía no
hemos terminado de hacer conciencia de estas cosas, los tribunales
internacionales cargados a la izquierda desgarran el territorio nacional, las
instituciones democráticas y las finanzas públicas con sentencias políticas y
no en derecho. Esto nos está llevando a la fatalidad.
En Venezuela, otra triste
realidad se ciñe sobre la sociedad. Falta de alimentos, falta de libertades
civiles, veto a la libertad de prensa, persecución y presos políticos,
violencia galopante por todo el territorio nacional, los niveles de corrupción
más elevados del mundo, alta inflación, etc. Otro país condenado a la
fatalidad. Ni siquiera vale la pena mencionar a Cuba quien ya está en la fatalidad
desde hace varias décadas. Argentina y Brasil camino también al despeñadero en
lo económico y en lo social. Así podríamos continuar con el resto de países latinoamericanos,
donde pasamos de ser el continente de la esperanza a ser el continente de los
incapaces. Porque si como personas somos incapaces de resolver los problemas
más elementales de la vida cotidiana, como sociedad somos también incapaces de
resolver los problemas de la vida nacional.
La evidencia más notable de la
fatalidad que se nos ve venir está en el giro a la izquierda de todas nuestras
democracias, contrario a lo que acontece en el lejano oriente. Un sistema de
probado fracaso económico y político que ahora se impone en América Latina
precisamente donde más duele: en las urnas. Si la izquierda se va a imponer en
las urnas, nadie podrá quejarse después de su suerte: la que traza el Foro de
San Pablo, el Socialismo del Siglo XXI, los países del Alba, el Castro –
Chavismo, el Peronismo, la izquierda de Allende, los terroristas sandinistas,
los terroristas del Tupamaro, los de Sendero Luminoso, y los peores de todos,
la guerrilla colombiana de las FARC y del ELN. En el mundo, los antiguos
comunistas rusos y chinos resurgen en la escena mundial, igual de desalmados
que los izquierdistas de estas latitudes, pero mucho más inteligentes para
darse cuenta que nuestra debacle iniciada en procesos democráticos terminarán
en la esclavitud de estos pueblos a sus intereses geopolíticos. Triste destino
el que le espera a Latinoamérica: la fatalidad.
Aún es tiempo de reaccionar. En
Venezuela una heroica oposición trata de hacer conciencia. En Colombia, El
Uribismo y los Conservadores aún conservan dignidad moral y patrimonio político
frente a la arremetida izquierdista de difamación y persecución judicial. Chile
y Uruguay oscilan, Paraguay y Honduras ya se sacudieron pero no se pueden confiar,
Costa Rica, Panamá y Perú ya cayeron
pero aún es tiempo, México hace esfuerzos por sacudirse, Argentina y Brasil
tratan de reaccionar también… Aún hay esperanzas. Nuestras sociedades están
llenas de personas brillantes que la izquierda de los medios, de la clase
política, del sistema judicial y del terrorismo tratan de borrar, pero nuestra
mejor resistencia es ser “inteligentes” y no caer ante sus engaños, cortinas de
humo, etc. Resistir
es la consigna mientras una nueva generación se educa.
Por lo menos, así lo veo.
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